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Joana, Asher y Zac se despidieron: mira cómo fue el final de 'El Rico y Lázaro'

Los personajes de 'El Rico y Lázaro' se despidieron con un capítulo donde los reencuentros, la alegría y la tristeza conmovieron desde el primer minuto. Ahora con el final de la serie te presentamos los momentos que marcaron el último episodio.

La historia de Joana, Asher, Zac y de todo el pueblo hebreo en su paso por Babilonia llegó a su fin. Noche a noche la fe, el amor y la lucha por el poder protagonizaron escenas imposibles de olvidar. Aquí te presentamos los momentos cumbre del gran desenlace de 'El Rico y Lázaro'.

El amor y la muerte
Después de un interminable sufrimiento y de vivir separados por varios años, Joana y Asher encontraron la felicidad. Juntos vivieron su gran amor por años. Lamentablemente, los años fueron acabando con su fuerza física, pero no con su fe. Joana falleció en los brazos de su amado no sin antes pedirle que ayudara a Zac a regresar al camino de Dios.


El mensaje divino a Daniel
El antiguo gobernador de Babilonia nuevamente recibió una visita divina. Luego de ser el portador de diversas profecías, Dios se presentó ante él para informarle que vendrían tiempos difíciles. Sin embargo, lo reconfortó al anunciarle que todas las personas que llevaran a Dios en su corazón serían salvados. Daniel se tranquilizó con las palabras recibidas y quedó con el alma en paz.

La bienvenida al paraíso
Tras una vida repleta de sufrimiento y de pasar los últimos días con lepra, Asher murió en tierras babilónicas. Antes de morir trató de convencer a Zac de arrepentirse y acoger la protección de Dios, pero no lo consiguió. Al fallecer, el hombre rebautizado por Joana como Lázaro, llegó a las puertas del paraíso para ser recibido por Abraham, quien le prometió que las penas terminarían y que solo encontraría dicha en la casa del señor.


La condena en el infierno
Zac llegó a sus últimos días de vida con un gran peso sobre su espalda. Años atrás confrontó a su padre por haber golpeado a su madre y lo ahorcó hasta dejarlo inmóvil. Él creyó haberlo asesinado, pero no imaginaba que había sobrevivido y que su hermano Rabe-Sáris había sido el responsable de arrebatarle la vida.


Además, se hundió en un profundo rencor por la muerte de Joana. A pesar de recibir los consejos de Asher y su apoyo para regresar a la senda de Dios, el viejo gobernador de Babilonia se negó recibir el cobijo divino.

Al morir, Zac fue condenado al infierno donde recibió un eterno castigo. Sintiendo la interminable tortura, Zac le pidió piedad a Abraham, pero el perdón le fue negado por su vida de maldad y fue arrojado a un ardiente infierno.